confesión

La segunda vez que me confesé, dos días antes de hacer la comunión, dejé de creer. A la primera confesión las monjas le llamaron ensayo y, como pude comprobar después, no se diferenció en nada de la segunda.

En la fila del ensayo le pregunté a Rosamari qué iba a decir. Que había desobedecido a su madre y que le había pegado a su hermana. En un acto de cristiana generosidad hice míos sus pecados. ¿Nada más?, me preguntó el cura. He dicho mentiras. Muy bien, dijo él para mi sorpresa. Reza dos padrenuestros y un avemaría. Me quedé de rodillas un rato pensando en mis cosas, haciendo el paripé de rezar, puesto que aquello era sólo un ensayo.

Para la confesión de verdad repetí mis pecados ajenos, tal vez en una exhibición de masoquismo prematuro y chulería. A ver qué pasa, me dije. Y no pasó nada. Ni se abrió la tierra, ni una mano gigante me señaló con el dedo, ni el demonio en persona ató a mis pies las hebras de hilo que desperdiciaba en clase de hogar y con las que, según las monjas, me arrastraría hasta el infierno mientras dormía. Dios no existe, pensé.

Nos avisaron: comer antes de comulgar, pecado; masticar la sagrada forma, pecado; celebrar con gran dispendio, pecado.

El domingo hice la comunión. No desayuné, no mastiqué la hostia. Mi madre se vistió de negro y sobria mantilla, y celebramos un parco desayuno al que sólo asistieron la familia más allegada y las casigemelas. Me regalaron una muñeca rubia vestida de comunión que en nada se parecía a mí, un estuche blanco, bombones, un reloj y un anillo que perdí años después en clase de gimnasia. Desde entonces he mentido y, sobre todo, he cometido actos impuros. Nadie me ha castigado jamás, al contrario: parece que alguien me esté premiando continuamente por hacerlo todo al revés.

Confieso que a veces me gustaría creer en algún dios para sentir un disfrute añadido cuando visito iglesias románicas o estupas y, sobre todo, para reconfortar a mi padre cuando el gen unamuniano que lo habita se pregunta si de verdad habrá otra vida y si será mejor que esta.