piki y nuria

Virgilio daba palmas, mientras conducía, para asustar a mi madre. Susy hacía deliciosos roscos de aceite. Los dos pintaban. Su casa tenía armarios oscuros donde me gustaba esconderme. El nombre de su calle me resultaba de lo más misterioso: Carril del ciprés. Piki sólo tendría dos años más que yo, pero era capaz de transformar mi bola gris de plastilina en figuras increíbles. Nuria tenía los ojos azules más grandes que he visto en mi vida, y confundía los limones con aceitunas. Una vez nos colamos en un privado de un bar que se llamaba "Margarito". A Piki lo vi por última vez en mi cuarto (tendría yo nueve años) y me dejó sobre la mesa una cabeza de caballo, en plastilina amarilla, con las crines azules. A Nuria me la encontré en una tienda (tendríamos quince años). Dijo que su color favorito era el fucsia.